(Foto cortesía de Depropio) |
Duelo de artistas
En la Plaza Mayor se congregaron
decenas de personas un martes cualquiera, sin celebración ni manifestación
conocida. Los presentes formaban un cuadrado amplio, dejando el centro para que
lo ocupara un viejo charlatán con esmoquin. Éste, fue presentando a los
diferentes grupos, que se dividían así: al Norte, unos músicos armados con sus
instrumentos; al Sur, pintores apoyados
sobre sus caballetes a la espera de desenvainar sus pinceles; al Este, unos
poetas que recitaban versos bélicos; y al Oeste, unos mimos que adoptaban poses
amenazantes. El público permanecía expectante, preguntándose de qué se trataba
dicha representación. El animador del acto, pronto resolvió la duda, cuando
instó a que cada grupo eligiera un
portavoz para defender sus posturas, pues al parecer no todos tenían cabida en la
plaza. Se escucharon murmullos entre los espectadores mientras los portavoces
de los distintos grupos se unían al lado del charlatán. El primero en exponer
sus razones fue el músico.
—La música es paz y armonía.
Alegra el espíritu de los viajeros que llegan a esta plaza. La prueba, las
muchas piezas que nos solicitan…
—Perdone que le interrumpa, si se
trata de solicitudes, nosotros los pintores de esta plaza somos los que más
recibimos, miles cada día.
— ¿No lo dirá en serio? Si la
mayoría de ustedes siempre pintan los mismos cuadros. La plaza debe ser para
nosotros, los poetas. ¿Qué mayor placer puede disfrutar un caminante que los
versos que mecen sus sentidos?
—Qué pena dan. Los turistas huyen
de ustedes porque piensan que les van a robar, además que no entienden ni una
palabra de vuestra prosa. Con nuestra
mímica se detienen, nos sonríen y hasta se fotografían.
El viejo les interrumpió,
pidiéndoles calma y se giró hacia al público para solicitarles su opinión. El
silencio se apoderó de la plaza, algunos sonreían y otros se miraban, pero de
repente se abrió un camino en el que un joven se acercó al charlatán, para
decir:
—Si lo que ustedes buscan es la
atención de los visitantes, háganme un favor, prueben con el microrrelato.
— ¿Microrrelato?, ¿Eso qué es?
— ¿Y ustedes se autoproclaman
artistas? Deberían saber que el microrrelato es el arte de aunar en un reducido
espacio la musicalidad de las palabras, de dibujar sueños, cuidando
poéticamente a las palabras y arrancando una sorpresa con pose final.
— ¡Paparruchas! —le espetó el pintor.
Esa descalificación provocó el
enfado general, y que de los laterales llovieran botellas de plástico, latas y
restos de comida. Los del centro, aprovechando la confusión, se liaron a
puñetazos y empujones que arrastró a todo el mundo.
Yo que estaba allí, no sé como
acabó la contienda pues me marché en mitad de la batalla. ¿Mi opinión? No tengo
ni idea, lo único es que la experiencia me sirvió para escribir este
microrrelato.
Nicolás Jarque - El rincón de Nicolás Jarque
Nicolás esta historia me la tienes que prestar para mi otro blog, el de "Mis fotos de Madrid". A ver si hablamos de ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
He aquí un grande!!!!!
ResponderEliminarUn abrazo Nico!!!
Eso digo yo, un microrrelato... ¿Qué es?
ResponderEliminarSalud y besos payasos, Nicolás.
¡Olé! Ese es mi Nicolás, con una mano en la cadera que parece a punto de obsequiarnos con una jotica ;-) ¡Broma, broma, broma!
ResponderEliminarEstuviste genial leyendo tu micro.
Un abrazo.
El microrrelato, ese gran desconocido...
ResponderEliminarFantático!
Besos.