martes, 15 de mayo de 2012

Y así concluyó la II Megaquedada Microrrelatista...


... con una mesa cargada de historias y unos corazones, llenos de cariño y alegría, que desean con emoción que haya una próxima vez.

¡Hasta pronto!   

lunes, 14 de mayo de 2012

Ana Canturiense

(Foto cortesía Depropio)



Las 5 y 42


Se despertó sobresaltado creyendo que se había quedado dormido, miró el  reloj y le reconfortó ver la hora, aún eran las 5 y 42. Sonrío, se acurrucó entre las sábanas, dio media vuelta y se quedó dormido de nuevo.

Empezó a soñar, todo estaba en blanco y negro, caminaba por una calle casi vacía, como de domingo. Se cruzó con un señor con gabardina y sombrero tipo Humphrey Bogart que miraba su reloj de pulsera con unas manecillas de color rojo y que marcaban las 5 y 42. Cruzó en la siguiente esquina para darse de bruces con un reloj de hierro que, con sus manecillas de color verde, daba exactamente las 5 y 42.

Continuó caminando por la siguiente calle a la derecha y apareció una casa de madera en cuya fachada se veía un reloj de cuco que marcaba, con las manecillas de color amarillo, las 5 y 42.
Entró al jardín de la casa, subió las escaleras del porche y se vio dentro subiendo otras escaleras larguísimas que parecían no tener fin, pero que desembocaron en una cama presidida por un enorme reloj de bronce que marcaba las 5 y 42 con sus manecillas moradas. Se tumbó y se quedó dormido.

Se despertó sobresaltado creyendo que se había quedado dormido, miró el reloj y vio que todo estaba en blanco y negro, mientras las manecillas de su reloj marcaban las 5 y 42 en color azul.







domingo, 13 de mayo de 2012

Ana Belén García

(Foto cortesía de Puri Menaya)




Mariana

Aquella mañana se levantó con una sensación que jamás había experimentado… 

Su mirada se dirigió involuntaria hacia la caracola que reposaba, algo olvidada, sobre la estantería. Un día, su abuelo, la había encontrado atrapada entre sus redes y la guardó para ella. Siempre supo que le gustaría tener una, puesto que, por alguna extraña razón, los objetos marinos la acompañaban desde pequeña. 

Por fin todo encajaba. Sus largos paseos por el malecón con la mirada perdida entre las olas, sus conversaciones con las gaviotas, su aversión por pescar o comer marisco y aquella forma de nadar, además de cierto gusto a sal en su piel. 

En aquel momento lo decidió. Salió corriendo con la verdad latiendo en su pecho y la certeza aferrada a su pensamiento. Sin dudarlo se despidió en silencio de quienes la habían acompañado durante tantos años. Se dirigió al muelle y empujada por una suave brisa se precipitó de cabeza a la mar. Ahora volvía a su casa, por fin Mariana había recordado cual era su hogar.


Ana Belén García - Relatada-mente tuya

sábado, 12 de mayo de 2012

Manu Espada

(Foto cortesía de Puri Menaya)


Retazos

Te recuerdo, Amanda. Fui a la orilla del río, y vi que estabas muy sola. ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? Voy camino Soria. Cántame, me dijiste, cántame, cántame por el camino, y agarrao a tu cintura te canté. Besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura. Ay, que gustito pa mis orejas, enterraíto entre tus piernas. Y nos dieron las diez, y las once, las doce y la una, y las dos, y las tres, y desnudos al anochecer, nos encontró la luna. La fuerza del destino nos hizo repetir, dos cines y un par de conciertos y empezamos a salir. Te quiero, pero te llevaste la camisa y me dejaste el sombrero. Dice la gente que ahora eres formal, y yo aquí borracho en el Cadillac. ¿Quién me va a curar el corazón partío? Ay, pena, penita, pena, pena, pena. Una lágrima cayó en la arena. Ay, ay, ay, ay, canta y no llores. Los chicos no lloran, sólo pueden soñar. Una calle de París. Por la esquina del viejo barrio te vi pasar, con el tumbao que tienen las guapas al caminar. Hola, chata, ¿cómo estás? ¿Qué tal te va con el tío ése? Yo que soy tan guapa y artista, yo que me merezco un príncipe, un dentista, yo…, yo me quedo aquí a tu lado. Quisiera volver, no termina nunca esta misión, me acuerdo de ti como un cuento de Ciencia-Ficción. Déjame, no juegues más conmigo, esta vez, en serio te lo digo, tuviste una oportunidad, y la dejaste escapar. Dicen que tienes veneno en la piel. Fuera de mí, ya no quiero tu querer.







Manu Espada la espada oxidada

viernes, 11 de mayo de 2012

Elysa Brioa

(Foto cortesía de Fortunata)


Cartas de las piedras que susurran

¡Hola!

Me llamo Hematites y me han elegido para presentarnos.  Debo decirte que cada una de nosotras tiene algo que darte y por tanto apelamos a tu imaginación para que puedas “ver” todo lo que somos.

Antes debo hablarte de mí, soy buena para favorecer la concentración y potenciar la intuición.

Esta es Amatista. Una de mis hermanas más poderosas. Es muy espiritual y sobre todo relajante, protectora y una excelente creadora de sueños.

Aquí tenemos a Cornalina, ¡parece tan común! No te engañe su aspecto. Es estabilizadora, tiene poder para restablecer la vitalidad, la motivación y algo que creo te puede interesar: estimula la creatividad.

Ojo de Tigre, ¡fascinante! Es un poco creída, le sube el ego pensar que desde muy antiguo los hombres la han utilizado como un potente talismán. Y lo es, tiene la capacidad de proteger de las malas energías, ya sabes, envidias y todas esas cosas que hacen difícil la vida. Pero además y esto creo que es sumamente importante remedia el bloqueo del autor y… favorece la autocrítica. No está nada mal ¿verdad?

Bella entre las bellas es Aguamarina, la llevaban los marinos como amuleto para no ahogarse. Los espíritus de la luz la aman y por tanto ayuda a sacar hacia el exterior todo lo que necesita ser hablado y facilita la curación a través de las palabras.

Ya queda poco, no te impacientes. Debes tener siempre junto a ti a este suave Cuarzo Rosa. La conocen como la piedra del Amor y lo es porque su fuerza es potenciar la autoestima y ese tipo de Amor que desde uno mismo se transmita a los demás.

Y termino con una guerrera: Cuarzo transparente, es una gran sanadora de alma y cuerpo y amplifica la energía de todas sus hermanas.

Somos las elegidas para acompañarte en tu viaje y si quieres te susurraremos muchas historias.

Esperamos ser bienvenidas.





Elysa Brioa E - Diseños by Elyely

jueves, 10 de mayo de 2012

Rosa M.


(Foto cortesía de Depropio)






El (des) encuentro

Leído por Pablo Gonz

La sombra del ciprés se refleja en las nubes y tus pasos se van borrando del sendero perseguidos por un viento que inhala el polvo del camino.Te desabracé y la sonrisa se desdibujó de mi cara, mientras, cierro los ojos para ver como te alejas sin dejar de mirarme…

Rosa M. - VAN AL AIRE

miércoles, 9 de mayo de 2012

martes, 8 de mayo de 2012

Javier Ximens


(Foto cortesía de Depropio)

Benicia, Justino y la viudedad

—Cuando falte uno de los dos: yo me voy al pueblo —dice Benicia.
—... —rumia Justino.


Javier Ximens -  Montesdetoledo

lunes, 7 de mayo de 2012

María Paz Ruiz

(Foto cortesía de Fortunata)

Ayer hablé con tu fantasma, me dio las gracias por haber acabado contigo.


María Paz Ruiz - Diario de una cronopia

domingo, 6 de mayo de 2012

Manuel Rebollar

(Foto cortesía de Puri Menaya)

Enfoque erróneo

"No es que se le fuera la pinza, es que no tenía tendal."


sábado, 5 de mayo de 2012

Esperanza Temprano


(Foto cortesía de Puri Menaya)



Microsentencia

En Madrid a 18 de Febrero de 2012

Compareciendo ante mí una caterva de cuentistas acusados de nublar las frágiles mentes de los lectores con palabras vestidas de nubes y bordadas de sueños, DEBO CONDENAR Y CONDENO  a todos y cada uno de ellos a habitar  los mundos que inventan, a volar sin alas, a llorar sin lágrimas, a burlarse de sus sombras y reírse ante el espejo. Asimismo, les destierro a la soledad del papel en blanco, a que sigan buscando entre sus dobleces el  más bello microrrelato jamás escrito.

Contra esta microsentencia solo cabe el recurso de la pasión en el eterno plazo de un instante.
   
                                                                                                                              Su Señoría



Esperanza Temprano: Quisiera contarte

viernes, 4 de mayo de 2012

Ana Martinez

(Foto cortesía de Depropio)


Autocine

Marie Joe espera en el porche. En cuanto ve llegar el magnífico Oldsmobile, conducido por la cazadora de James, la falda acampanada se le ondula mientras el puño rosa de su rebeca cierra con llave. La cazadora de cuero le abre la puerta del coche y unos jeans le rozan la falda con frenesí. Se escucha un beso. La cabeza de Marie Joe reposa sobre la manga de la cazadora que protege su espalda.

El Oldsmobile arranca, hacia la colina, desde donde divisan las luces palpitantes de la ciudad. La manga de cuero baja la ventanilla, sale del coche, paga la entrada y compra palomitas de maíz y refrescos de cola para la rebeca rosa. Junto a ellos, otras cazadoras y  rebecas guarecidas al amor de otros magníficos Oldsmobile, Buick y Mercury van siendo arrancadas de sus cuerpos y arrojadas al asiento trasero, donde darán rienda suelta a sus placeres.

La rebeca de Marie Joe correrá peor suerte. Un desafortunado golpe de viento la saca por la ventana, y la chupa de James, desesperada e inmóvil, la contempla durante horas emborronada de polvo, sucia y pisoteada por las ruedas de los que poco a poco abandonan la escena.

Cuando los cuerpos sofocados sienten el frío, la cazadora recupera la esperanza, pero Marie Joe no acusa la falta. El coche arranca y la cazadora, ahora perfumada por el dulce olor de Marie Joe, divisa resignada el pálido reflejo rosa en el suelo, mientras al fondo, en la pantalla, un iluminado Charlton Heston divide las aguas del Mar Rojo.




Ana Martínez - Arrimados a la sombra

jueves, 3 de mayo de 2012

David Figueroa

(Foto cortesía de Depropio)
Condena


Lanzó un grito de horror que retumbó en el mismísimo infierno, al ver que en el estaño no estaba su reflejo. El neófito vampiro, Narciso.




David Figueroa - Relatos en línea

miércoles, 2 de mayo de 2012

María José Abia

(Foto cortesía de Depropio)

El espejo mágico

Heredé dos cosas de la abuela: Un espejo y una sortija de oro con minúsculos brillantes probablemente falsos, aunque bien pudieran ser auténticos. Creo recordar que su única hermana se casó con un indiano y ambos murieron sin descendencia.

Pero volvamos al espejo. ¿Queréis saber qué tiene de particular? ¡Me habla! Sí, habéis oído bien, mi espejo habla como un loro, pero al revés. Si digo arroz, el pérfido me llama zorra, recreándose en la z para enfatizar aún más, si cabe, el insulto.
A fuerza de oírle hablar al revés, mi oído se ha ido acostumbrando a su idioma. Tanto, que hasta me atrevo a hablarlo. Es por eso que me he propuesto educar sus malos modales. Poco a poco lo estoy consiguiendo; ya casi habla como un loro normal desde que descubrí palabras mágicas como reconocer, anilina, seres, somos,…

Ahora pretendo ir más allá. Me he dado cuenta de que el mundo del revés es fascinante, por eso he decidido construir frases simétricas con la ayuda de mi espejo.

De modo que si le digo: Oda lusa…, él me responde: A su lado.

Nuestro tándem funciona. Él es feliz al saberse útil y yo encantada de haber sabido canalizar su magia.


Maria Jose Abia - Tampoco tengo prisa

martes, 1 de mayo de 2012

lunes, 30 de abril de 2012

Carmelo Jiménez

(Foto cortesía de Puri Menaya)

A la sombra de un nogal

Cuando el sol llegó a lo más alto, llevaba ya más de muchas horas de faena con la mula. Casi podía oler el almuerzo al poco de llegar al pie del árbol, donde su hermano y Celedonio, cuchara en mano, daban buena cuenta de las sopas, alternándose con marcial efectividad y sin dar un viaje en balde ni derramar un ápice, al menos hasta llegar a la boca, donde el último resquicio precipitado tendría su cuna en la mano que hacía las veces de babero.
Al llegar, se sacó la boina deslizando el dedazo desde la sien hasta la frente, marcando la altura donde en algún momento se apreció el saín que ahora forraba internamente el complemento. No era buena idea quitarse el sudor que le incordiaba ya bajo las cejas con las manos, así que, una vez que se quitó el chaleco, lo usó no tanto para secarse como para empujar las gotas fuera de su rostro, y lo colgó del muñón de rama que le haría de galán de siesta improvisado.
Después de haber templado el buche se dio a los garbanzos con avidez, intercalando un trozo de hogaza con las viandas a cada poco, no fuera a ser que el tocino se viera acabado antes de empezar. Al poco se quedo solo a la sombra, exprimiendo, con el dedo de luto, el chorizo contra el pan. Las hormigas trepaban por sus piernas como en busca de la grasa que hacía surco en las piernas polvorientas, pero no era suficiente para luchar contra la galbana, así que la apoyó echándose un trago de la pitarra al coleto.
Al despertar, de buen son, la acémila le miraba con ojos tan dulces que las moscas se pegaban por una posición en el lagrimal. A su paso, el maestro le hizo un saludo de compadreo que obtuvo como repuesta un gruñido espumoso, casi regurgitado; de nuevo a solas se quedó mirando a su compañera en la labor, parecía estar alta.
-Si tu “sabieras”- le dijo, aún desperezándose del sueño, alto también.



domingo, 29 de abril de 2012

Fernando Vicente


(Foto cortesía de Fortunata)

Y Fernando Vicente nos presentó seis microrrelatos a descubrir resolviendo el cubo de Rubik. 
Los podemos ver en Rubik (micros 6x9)

(Micro tuneado de Depropio)

Fernando Vicente (depropio) -  Las palabras que me sobran

sábado, 28 de abril de 2012

Ana Crespo

(Foto cortesía de Puri Menaya)

El amor a la altura de un par de zapatos


Mientras en la radio sonaba Camarón cantando "Te voy a hacer unos zapatitos del ala de mi sombrero", ella buscaba el amor, aunque durara un suspiro, en esas calles estrechas, enmarcadas por los cierros de sus balcones. Y se topó con él de frente. Ahí estaba, tras el cristal, esperándola. Cinco minutos de presentaciones, lo justo para saber que era la horma de su pie y convertirse en su dueña bajo pago. El color y la suavidad de su piel aterciopelada prometían un largo futuro. Su altura la ayudaría a caminar con paso firme o levitando a 10 centímetros del suelo. Y en los instantes de pasión sería el complemento perfecto y sensual de su desnudez. Una fantasía de 100 euros en monedas, de color nazareno y grana. Un par listo para dar el estoque, al bravo que se cruce por nuestro camino.


Ana Crespo A cuatro letras

viernes, 27 de abril de 2012

Jose Luis

(Foto cortesía de Paloma Hidalgo)


Microquedada, un 18 de Febrero de un año bisiesto 

"Me arranqué compulsivamente, sin leer la letra pequeña ni la grande, movido por el corazón, o tal vez por cierta parte de mi cerebro. Fui tan pronto aceptado a la reunión, que pensé que cualquiera podía asistir, pero no fue así. A los pocos días ya tuve que tomar mi primera gran decisión que a buen seguro ya me clasificaba: carne, pescado o estofado. Midiendo mucho el envite, elegí pescado, me parecía como más literario, más poético, veía sirenas, olía a mar, océanos, naufragios, tempestad, lo de menos era que me gustase más la carne, se trataba de acertar. Pero no, no era nada de esto, tras comprobar una de las muchas listas casi definitiva de amigos virtuales, supe que lo que se dilucidaba era simplemente la comida, no requería interpretación, el final no era abierto, simplemente tenía tres posibles finales.

El resto ya no me lo tomé tan a pecho, mucho más difícil de entender que un micro elíptico o cilindroparabólico, era saber cuál debía ser mi siguiente paso. Que creo que sí, que yo leo, para eso soy novato. Pedro Herrero ya tiene alojamiento. Ah no, que no leo. Marina quiere pescado. Escribo un micro. En la librería Tres Rosas no cabemos tantos jardineros. El micro hay que tunearlo, es decir, eso. Ana Vidal se apunta al entrecot, y también hay quien cambia chorizo por ensalada de la huerta. Lo siento mucho, pero no podré asistir, ¡ooh!. Y yo, que desde el andén de enfrente, veo un banco de sardinas montarse en el tren para Cádiz, me quito mi disfraz, y cojo el tren para Madrid, un sábado de carnaval."

Jose Luis (Arte Pun) Entre Génesis y Apocalipsis  

jueves, 26 de abril de 2012

Kum*

(Foto cortesía de Puri Menaya)

La era del hombre

Cuenta el cuento que hace mucho mucho tiempo, antes de que el mundo fuera como lo conocemos, los hombres compartían su existencia con otros seres que habitaban las eras por derecho propio.

Eran los tiempos en que los dioses perdían al dominó con los gigantes y los elfos se encargaban de mantener el equilibrio de todas las cosas. Las hadas eran entonces mensajeras de buenos augurios entre los reinos de la vida y la muerte, los gnomos arbitraban en las leyes naturales y las sirenas hacían las veces de guía en las difusas fronteras de lo real y lo inventado.

Nadie recuerda cómo fue que unos seres con tan poca enjundia y tan escaso saber como los humanos, fueron tomando parte y voz en asuntos y aconteceres que estaban muy lejos de poder manejar. El caso es que el mundo, los días y la existencia misma, empezaron a perder la memoria, el cabello y la razón, y los magos anunciaron el final de los tiempos y la llegada de la Edad del Hombre.

Los moradores de aquellas tierras fueron adquiriendo poco a poco la textura de los sueños y hubo quienes habitaron desde entonces en odas, mitos y leyendas en espera de tiempos mejores. Otros se ocultaron para siempre en lo más recóndito de bosques, océanos, cuentos y montañas, mientras los dioses, ya enfermizos, daban lugar a las religiones.

Dicen que las criaturas más intrépidas se camuflaron en los circos, donde adoptaron oficios e identidades que les permitieron seguir existiendo a cambio de vivir vidas errantes en un mundo inane, donde ya nada es lo que era ni parece lo que es.

Así, los payasos, que en otros tiempos fueron confundidos con los ángeles, se vistieron con grotescas ropas y ocultaron sus rostros tras máscaras tristes que hacían reír a los hombres y llorar a los niños. Cuenta la leyenda que antes de entrar en los circos, los payasos fueron personajes respetados como guardianes del saber sublime que lleva a la felicidad y que tenían la misión de procurar el despertar espiritual y la lucidez en aquellos individuos que les eran asignados. Entonces se encargaban, no de hacer reír, sino de recordar a la gente olvidadiza cómo se hacía para ser feliz.

Hay quien dice que aún conservan aquel saber y que siguen guardando a buen recaudo los mapas secretos de los rumbos invisibles y los senderos inciertos que conducen inequívocamente a la felicidad. A una felicidad que aún parece lo que es y que es aún lo que era. Es por eso que se ríen. O que lloran, que para el caso… es lo mismo.

Todo esto cuenta el cuento y muchísimas más cosas. Pero, ¡bah...! ¿Quién puede creer aún en cuentos en la Era de los Hombres?

Kum*:  Haikum*

miércoles, 25 de abril de 2012

Jaime Sastre

(Foto cortesía de Fortunata )

Tintes


Y castiga sin postre al gigante que hace pucheros desconsolado. Después visita la celda de la bella durmiente y le inyecta una dosis más de somnífero, mientras resiste la tentación de besarla. Sigue la ronda con la madrastra, aprieta diligente las correas de su cama y la deja balbuceando incoherencias frente al espejo del techo. Bosteza con desdén y se dirige a sus aposentos con la ayuda de un candil, mientras deja atrás los lamentos de la mazmorra. Con la satisfacción de haber hecho sus tareas diarias, se queda dormido releyendo la Biblia, preguntándose otra noche por qué no habla de príncipes azules como él.



Jaime Santamaría - Microrrelatos perdedores (o no)

martes, 24 de abril de 2012

Pablo Garcinuño

(Foto cortesía de Depropio)


Así es imposible dormir
Cada noche se le aparece el fantasma de su abuela. La anciana va en pijama, bata y zapatillas de andar por casa, y sujeta una fregona en la mano. Su aspecto, a pesar de lo familiar del atuendo, es espectral. Se acerca al nieto y le dice con voz de otro mundo: “No me pises los fregaos”. Luego suele desaparecer.


Micro tuneado de Pablo

Pablo Garcinuño:  En mal estado

lunes, 23 de abril de 2012

Elena Casero

(Foto cortesía de Purificación Menaya)

Ya estás aquí, y le abrazó, y  sonrió. Estoy haciéndome un té ¿quieres tú?
No, ahora no, ahora no. Hemos de hablar. Ella volvió a sonreír feliz y le besó.
Hoy pareces otro, estás muy raro, ¿estás bien? Sí, ¿por qué lo dices? Me voy, no quiero
verte más, nunca, nunca, nunca, nunca más. Me voy. Sentémonos y toma un té, un té en paz.
Qué raro sabe este té. Pues yo le encuentro muy bien. Tiene gustacho a jabón, jabón.
Pues es oriental. Qué raro sabe este té. Me estoy sintiendo muy mal. Yo me pondría un poco a rezar.
La vas a diñar. Jajajaja. Prepárate a morir.
Jajaja. Ahora gozaré de libertad. Se acabó el mal humor. Y los días sin sol.
Voy a volver a soñar. Sin tu rostro gruñón. Volveré a ser feliz.
Por fin me libero de ti.